GRANITOS DE ARENA
XLIII
Con las hoces agudas de tus luces
has talado la sombra de mi selva,
y es toda mi riqueza este calvero
donde el rostro de un sol relampaguea.
Mudas están las fuentes de mis ríos,
secas están las redes de mis venas,
y por tu ala de bronce derretido
las rubias mariposas de la ausencia
han quemado su vuelo a contratiempo
en la derrota de tus curvas ciegas.
Todo lo arrasas con las avenidas
luminosas que inundan tus arenas.
Pero algo quedará. Queda mi sueño
abierto en el atril de tus hogueras,
inasible cucaña de tus iras,
altísima y azul luna lunera.
Y será inexpugnable a tus volcanes
mi caracol de blancas primaveras.
Pedro García Cabrera