XXVI
Me soñabas arroyo de tu frente,
corriendo por la margen de la ausencia
en torno a tus vocablos pensativos.
Me dijo un árbol: ¡párate! —y seguía
por la ternura abajo de las aguas.
Unos caminos exclamaron: llévanos
hasta la gota última a que llegues.
Y a todo prefería mi espejismo
de blanco caracol desanudado.
Pero te levantaste de puntillas
para poner un girasol en horas,
y entonces, por el cauce de tu brazo,
me subí hasta las puntas de tus dedos.
14 de noviembre de 1943
Pedro García Cabrera