REUNIÓN EN LA CUMBRE
Se habían reunido los tecnócratas.
Iban a renovar las estructuras.
Pusieron las palabras en invernaderos de plástico,
enseñaron a orinar por teléfono a los astronautas,
hicieron reformatorios para arcoíris subdesarrollados,
crearon la medalla del exterminio
para el bosque con mejor sombra
y otras varias especies de epifanías.
Aplaudieron los rascacielos,
los aviones de caza,
las industriales humaredas.
Pero las multitudes,
las sirenas de alarma,
los toros de los mares
gritaron:
¡Penalty!
Los archipámpanos
continuaron el juego
con callos en el alma
y alergia a las razones de las fuentes.
Sólo después de oír a los eriales
concibieron la idea del oasis
y exclamaron:
—Se levanta la sesión
hasta que los árboles se escriban a máquina.
Y a trancas y barrancas
proseguimos comiéndonos
el pan con soledades.
Pedro García Cabrera