Soy una cama que no hace ruidos una cama a la una
de la mañana y a las cuatro de la mañana
una cama siempre con los ojos abiertos
esperando mi fin del mundo particular.
Soy la cama negra de Malévich soy la cama paciente
que se desliza por el crepúsculo la cama renga
de los niños siempre con los ojos abiertos.
Soy una cama que se sueña piano una cama sujeta
a la poesía de los pulmones una cama voraz
comedora de cortinas y alfombras
esperando mi fin del mundo particular.
Roberto Bolaño