Hermosos instantes sin memoria
como poesías perdidas por Bertran de Born
y leyendas mesoamericanas.
Ocultos en el lecho, felices,
mientras afuera llueve.
Hermosos instantes sin cartografías
ni valerosos capitanes
que garanticen el retorno a casa.
Donde no existen muchachas ni ciudades
ni incendios.
Tan sólo tu cuerpo
cubierto con una gabardina sucia,
recostado en la playa,
leyendo.
Roberto Bolaño