RUBENS
El lazo conyugal
puede ser
frenesí de la sangre.
El pintor da las gracias a Helena Fourment
más allá de la vida
por revelarle
este júbilo.
Ella, la iniciadora, aparece en los cuadros
como la vieron los ojos saciados de la atención.
Si miramos bien
veremos el retrato de su primera esposa
castigado por una sequedad;
pero el de Helena, en cambio,
irrumpe como un deseo
desde la tela.
Santifiquemos este lecho
donde la vena pagana encontró carne reverente.
Rafael Cadenas