INSOMNIO
Las tres de la mañana, y aún me agito
En la febril angustia del desvelo,
Y ni un minuto, ni un instante solo
Me ha dado paz tu tentador recuerdo.
Tú mientras tanto dormirás. Un brazo
Repartirá tu alabastrino seno,
Doblado el otro brazo dará nido
De azucenas y rosas a tu cuello.
Tu ángel de guarda velará encantado
El reposo de niño de tu sueño
Y latirán su corazón y el tuyo
Al compás de la música del cielo.
¡Ah! ¿soñarás en mí? tal vez te
agitas,
Tal vez un si murmuras con misterio,
Y con sonrisa angélica tus labios
Dan a mi sombra el anhelado beso.
........................................... El alma
De qué, ¿sino de sueños se alimenta?
Yo encontraba mi cuerpo torpe, inmóvil
Como esas moles de maciza roca,
Y a ellas adherido. O bien, fantástico,
Vaporoso, oscilante, como el humo
Que de una grieta del volcán se escapa
Y allí, perenne se retuerce y gira;
O cual hilo de niebla que constante
En el nido de un águila se mece.
Y mis ardientes alas no podían
Elevarse conmigo; me tomaban
Y me dejaban siempre, porque siempre
Mi vaporoso ser las engañaba.
Ella también sufría mi martirio:
Anhelaba lanzárseme, y al verme
Haciendo pie para volar «¡detente!»
«¡Aguárdame!» angustiada me decía,
«Me toca a mí pasar, ¿no soy tu
ángel?»
Yo extendía mis brazos hacia ella
Y volvían a caer como las sombras
De dos gemelos árboles al viento...
Rafael Pombo