MELANCOLÍA
Muere, ave oscura, en tu nido
Antes de soltar el vuelo
Por el campo azul del cielo
A tu ilusión prometido;
Fuera del árbol querido
Tu tierna voz no alcanzo,
Y así como ella expiró,
Ignorada, humilde, pura,
Muere en tu nido, ave oscura,
Y como tú... muera yo.
Eclípsate, ignota estrella,
Antes de reverberar
Entre tanto luminar
Que el nombre de Dios destella,
A esta tierra umbrosa y bella
Ni un rayo tuyo alcanzó,
Y así como él se extinguió
Sin arrancar un suspiro,
Muere antes de hacer tu giro
Y como tú... muera yo.
Muere, limpio manantial
En la peña en que brotaste;
Lecho mejor no alcanzaste
Del césped primaveral,
Sólo el bosque original
Tu murmullo percibió,
Y así como él se apagó
En el rincón del olvido,
Muere, manantial perdido,
Y como tú... muera yo!
Sobran aves en el viento,
Y en los bosques manantiales,
Y clarísimos fanales
En el azul firmamento,
Pródigo es cada elemento
En lo que para él nació,
Y el astro que nadie vio,
Y el ave de nadie oída,
Dejan al perder la vida
Lo mismo que dejo yo...!
*
* *
Ni sombra en el espíritu de un hombre,
Ni lágrima en los ojos de una hermosa,
Ni en la memoria de la patria un nombre,
Ni acaso entre las tumbas una losa.
¡Adiós...! ¿a quién? Entre la turba inquieta
No encuentro yo ni amigo ni enemigo.
—Parte en silencio, mísero poeta,
Todo tu mundo partirá contigo.
*
* *
Son más inciertos mis días
Que la tienda del beduino.
Hoy empiezo mi camino.
No sé dónde dormiré.
Rafael Pombo