EL LOBO Y EL PASTOR
Un Pastor su rebaño perdió entero
De una peste horrorosa,
Y el Lobo en faz llorosa
Vino a darle su pésame el primero:
—«¡Será posible desventura tanta!
¿Ni un cordero te resta?
A nueva tan funesta
¡Ay! el dolor me anuda la garganta».
—«Mil gracias, señor Lobo, —suspirando
El Pastor le responde—;
Ya veo que usted esconde
El compasivo corazón más blando».
—«Mucho, muy blando, murmuró ladino
El Perro del rebaño,
Siempre que te haga daño
El daño que padezca tu vecino».
Rafael Pombo