EL CIGARRILLO
Al fértil suelo del jardín cubano
Dijo la Muerte un día:
«Me hace usted trampa —hablándole de plano—
Con grave lesión mía.
»Toda persona o cosa al grande impuesto
Debe contribuir
Dando causa, ocasión, modo o pretexto
De enfermar o morir.
»Y usted, contribuyente, ¿qué me envía?
¿Qué le merezco yo?
¿El vómito?. ... La tal majadería
Ni a un cubano entregó.
»Aquí el veneno mismo es inocente,
No hay áspide letal.
Cuba es un paraíso sin serpiente,
Y esto me sienta mal».
—«¡Bah! —dijo el suelo—, si el balance saco
Resultará al revés.
El gran monopolista del tabaco
Benemérito es.
»Otros, en corta esfera y rudo estilo
Matan muy por menor.
Yo apesto y seco y emponzoño el quilo
Doquier va un fumador.
»Y si el tabaco, por lo malo, es bueno
En tesis general,
El cigarrillo es óptimo, es veneno
Por mayor y en detal.
»La insigne tisis, tu primer ministro
Era imposible aquí,
Mas hoy... repasa el último registro
Que yo te remití.
»Ve hoy en cada hogar, sala o corrillo
Tanto espectro precoz
Que tose sin cesar, y un cigarrillo
Mete entre tos y tos.
»Llamadlo anemia, o tisis, o bronquitis,
O mal del corazón,
Cáncer, neurosis, o mejor, raquitis:
Cigarrillitis son.
»Todo gobierno fuerte, interesado
En su alto bienestar,
Debe, en tu obsequio y por razón de estado,
Este arte fomentar».
La vieja Muerte no repuso un pero
A su interlocutor;
Y encendiendo un magnífico veguero
Despareció al vapor.
Rafael Pombo