SEPARACIÓN

        (En boca de una mujer).

¡Qué oigo! ¡Qué ya no me amas! dime que estoy soñando.
¡Ah, no! tan cruel palabra no ha salido de ti,
Si la expresó tu boca, tu alma la está negando;
¡Tú mismo te reprochas tu injusto frenesí!

¡He merecido acaso palabra tan severa!
¡Ella es el doble fúnebre de mi felicidad!
Si mi cabeza es frívola, si parecía ligera,
Mi corazón es firme, aún más que tu crueldad.

¡Vivir sin tu carino! ¡Ante ese pensamiento
Toda la sangre mía se hiela de terror!
¡Ah, mírame, sonríeme! que ya, infeliz, me siento
Desfallecer al golpe de tu fatal rigor.

¡Sí, mírame!... impasible contemplas mi quebranto;
Mis gritos, mis sollozos, no te hacen desistir
¡Abrazo tus rodillas, conmuévate mi llanto!
¡Si tú ya no me quieres, yo no puedo vivir!

¡Habla, di una palabra! que al escucharte olvida
Mi corazón las ansias que devorando está.
Sin ti, nada me resta: tu cariño es mi vida,
¡Ordena! soy tu esclava que a obedecerte va.

¡Mas, ay, él me desprecia, él huye de mis brazos,
Fue inútil mi ternura, mi ruego, mi dolor!
¡Todo acabó! siento hecho mi corazón pedazos;
Piedad de mí ¡Dios mío! pues que perdí su amor.