Ayer hemos estado, sin querer, en Oriente,
entre ornamentos aúreos y olorosas resinas.
¡Qué pomposo tu pelo y qué hermosa tu frente
entre las hieráticas vírgenes bizantinas!
¿Eramos dos viajeros, éramos peregrinos?
¿Eramos dos curiosos, frívolos, al pasar?
Yo no sé lo que somos, cuáles nuestros caminos.
Yo hablo demasiado, tú no quieres hablar.
Baldomero Fernández Moreno