UN SUEÑO
Como si nada hubiera sucedido
desde entonces, dulcísima criatura,
y no hubiese interpuesto el tiempo entre nosotros
tantos años, de nuevo te acercaste
esta noche a mi vida en un sueño.
Teníamos
otra vez juventud, y transcurría
lenta una tarde de verano. Estabas
sentada junto a mí e ibas diciéndome
las mismas cosas que solías decirme
en los días aquellos. Sonreías
de la misma manera. En tus ojos cantaba
feliz la luz de agosto.
Pero fue
todo muy triste, porque yo, en el sueño,
era consciente de que te soñaba.
Eloy Sánchez Rosillo