MUDANZA
En la cumbre del júbilo,
en las más altas cimas del amor y el deseo,
entona oscuros cantos la elegía.
En la carne del fruto ya maduro
la corrupción fermenta con sigilo
sus flores blanquiazules.
En la mañana soleada y limpia
del corazón sereno, van fraguando
el odio, el golpe, el grito.
Mas no cierres los ojos.
Mira, ve.
Tiene un fin la congoja.
Y cuando acaba, surge del abismo
una gran luna llena.
Bajo la tierra dura del invierno,
verde y frágil se afana, indestructible,
la luz de marzo.
La noche borrascosa y sin remedio
del náufrago es también la noche inolvidable
en las playas tranquilas del estío.
Todo gira sin fin, y canta o gime,
se mezcla, se transforma, se separa,
muere, renace y torna
y se muda de nuevo y recomienza.
Eloy Sánchez Rosillo