PLAYA
Camina la muchacha por la arena
distraída, en lo suyo,l indiferente
—no de verdad: en apariencia sólo—
a tantos ojos que al pasar la miran,
pero muy sabedora a cada paso
del inmenso poder que en sí acumula.
Del todo rinde su belleza a todos.
Hasta el mar se aproxima una vez y otra
—yendo y viniendo como el que no quiere—
y le lame los pies.
Eloy Sánchez Rosillo