ALLÁ LEJOS Y HACE TIEMPO
Aquellos días febriles y desproporcionados,
cuando el adolescente que yo fui
pisaba el mundo y nada coincidía,
un poco más o un poco menos siempre,
nada estaba en su sitio ni encajaba,
no entendía el idioma de las cosas,
no sabía el lenguaje de los hombres
y era todo imposible, abismal, movedizo.
Cuánta angustia, y qué inútil, para luego
haber llegado a este lugar extraño,
a este nudo de niebla, confuso y hacia dónde.
Eloy Sánchez Rosillo