EL ALBA
Que haya adquirido la costumbre el alba
de venir cada día
desde las fuentes puras del asombro
y en la orilla del cielo ir levantando
—despacio y muy deprisa—
su árbol frágil y esbelto de luz tierna
y arreboladas hojas,
¿no es prueba suficiente
de que vivimos en un mundo mágico?
Eloy Sánchez Rosillo