INSISTENCIAS
He hablado con frecuencia
de la luna, del alba y de la lluvia,
de las tardes de agosto o de febrero,
de las muchachas y de tantas cosas.
Pero siempre que vuelvo a alguna de ellas
la respiro en su origen.
Y me gana el deseo de expresarla,
de decir su inocencia,
el temblor primigenio que germina
irrepetiblemente ante mi asombro.
La realidad se mueve, cambia, brota
de su propia sustancia a cada instante.
¿Cómo podré callarme este espectáculo
que está ocurriendo ahora?
El único en verdad que mis ojos han visto,
el primero y el último.
Mientras sucede, siento
su mágico trasiego de púrpura y jazmines,
la avalancha imparable de la vida.
Eloy Sánchez Rosillo