¡Una mujer...! La estrella de los cielos
¡Una mujer...! La estrella de los cielos;
la virgen que embalsama los pesares,
la perla más hermosa de los mares,
la azucena más bella del vergel:
la esperanza —la gloria —la grandeza
—el porvenir —el todo —la fortuna...
¡Una mujer…! la refulgente luna
que alumbra de la noche la vejez!
A veces es la tigre que rugiendo
muerde feroz el pecho de su amante…
Le arranca el corazón y delirante
le lame divirtiéndose con él...
La sierpe que le envuelve en sus anillos
Haciéndole penar... La fiera leona
Que el hogar de sus hijos abandona
para seguir el rumbo del placer.
Mas una virgen candorosa y bella,
un ángel lleno de inmortal pureza,
es para el hombre su única grandeza,
su fortuna mayor, su mayor bien.
Yo adoro a la mujer por sus virtudes;
yo adoro a la mujer por su inocencia.
La altivez —el orgullo –la opulencia
yo no busco jamás en la mujer.
1863.
Epifanio Mejía