LOS NOMBRES
Ya sólo existen los nombres,
donde estuvieron las cosas.
Los altos nombres, ilesos
en su desnudez de gloria.
Mas ¿cómo, en su vanidad,
fue lo exacto de las cosas?
¿Eran mías? ¿Me velaban
tras el oro de su pompa,
o eran del mundo y volvieron
a confundirse en su sombra?
Ya no siento su presencia
ni su grávida zozobra.
Por los eternos caminos
olvidáronse las cosas,
y en este sereno tránsito
hacia todo lo que asombra,
el mundo se me hizo leve
y divina la memoria.
Germán Pardo García