A LA PRESENCIA DE LA POESÍA
Como la luz al corazón despierto,
tu presencia de nube conmovida
descenderá a la sed que está escondida
en los estanques lóbregos del huerto.
Y al vaso de elección antes desierto,
cayó en la noche un agua estremecida,
y en las pluviales sombras su medida
mostró colmada el corazón abierto.
Ya son tuyos mis ramos de abundancia
y el temblor de mi vaso diamantino
desbordado de pálidas estrellas,
y te hallaré en mi próxima distancia,
pues, cómo no encontrarte, si camino
sobre el oro invisible de tus huellas.
Germán Pardo García