FORTALEZA EN LA HERMOSURA
Sin embargo, tocad mi ser. Es duro
como el acero que enfrentó a la espada.
Mi espíritu no teme a la estocada
del silencio emboscándome en lo oscuro.
La Belleza me ha vuelto más seguro
como a una ciudad amurallada,
y el peso de su luz en la mirada
hermosamente resistir procuro.
Enajenadme más, volvedme ciego
de excelsitud, ¡oh espíritus de fuego!
Dadme esplendor hasta el minuto mismo
en que mi soledad de hombre sin huellas,
confunda el delirar de sus estrellas
con todas las estrellas del Abismo.
Germán Pardo García