JUAN ESPERANZA DE LA TIERRA
Cuando Juan esperanza de la tierra,
sus grandes bueyes en el campo enyuga,
no sale aún a trabajar la oruga
del cofre gris que su silencio encierra.
Ni sale aún el sol sobre la sierra.
Juan Esperanza del terrón, madruga
como ninguno y por la tarde enjuga
sudor vital como el maíz que entierra.
Cumple su ciclo poblador y muere,
si es que morir es esto que lo hiere
y hunde su cuerpo en el talud serrano.
Pero deja al morir su escasa historia
escrita en los retablos de su noria.
Este es Juan Esperanza, un hombre humano.
Germán Pardo García