A CARLOS PELLICER
En tu amistad abierta cual tu mano,
dejo este libro de acres esculturas,
altísimo poeta que maduras
en tus sienes el trigo mexicano.
Tú le darás el cocimiento humano.
Brisas de tus doradas andaduras.
Hilos de tus indígenas costuras.
Misericordia de tu sol cristiano.
Amigo que en mis ámbitos describes
telescópicos vértices y escribes
en toda espiga, el pan que te aletea
en los pulsos de atléticos descansos:
toma este libro de agua sin remansos,
que tu aire individual limpia y orea.
Germán Pardo García