HOMBRE Y CAMPO
Los huesos de mis plantas bienheridas
tienen conocimiento cotidiano
del polvo, y las arrugas de mi mano
no están inútilmente encallecidas.
Yo broté de llanuras encendidas
y soy la calidad del seco grano;
lo gris en los terrenos de secano
y el lúpulo en las ollas renegridas.
Yo soy lo que la furia del equino
devastó con sus negros redondeles;
el sol pulverizado en el molino;
la crin de cinegéticos tropeles,
y las artesanías del tanino
macerador de cáscaras y pieles.
Germán Pardo García