FÁBULA DEL BISONTE
Cuando el bisonte salga a la llanura
a buscar el temblor de los esteros,
atúrdele con himnos clarineros;
muéstrale cuarzos y obsidiana oscura.
Arrójale el topacio que apresura
las llamas de la tarde; los braseros
del granate, y carbunclos limoneros
lanza a los arcos de su encornadura.
Balsámale con rosas sin espinas;
descúbrele marmajas deslumbrantes,
madréporas y conchas submarinas.
Desnúdale ante el sol linos danzantes,
y él volverá a sus áridas colinas
fascinado por himnos y diamantes.
Germán Pardo García