MUNDOS EXTRAÑOS
Alguien sufre en la cruz de una alambrada.
No puede ser el labrador vecino.
Ayer le vi tornar por su camino.
Su antigua senda y habitual jornada.
Alguien sufre en la cruz de una alambrada.
Pregunto al alfarero, al campesino
que fieles me visitan, al que vino
con su amor hasta mí. ¡No saben nada!
Nada saben y atónitos me miran.
Les vuelvo a preguntar. Callan, suspiran.
¡Estos hombres de paz no saben nada!
¡Solamente yo sé que en lo sombrío,
y en un extraño mundo, no en el mío,
alguien sufre en la cruz de una alambrada!
Germán Pardo García