SONETO XXVI
En la traslación de los restos de D. Pedro Calderón al cementerio de San Nicolás
Gloria y delicia de los patrios lares,
¡buen Calderón!, de tu fecunda vena
el copioso raudal el orbe llena
venciendo espacios y cruzando mares.
Difunden hoy tus dramas a millares
las prensas de Leipsick, los oye Viena,
y hasta en las playas bálticas resuena
el cisne del modesto Manzanares.
¡Oh hispana juventud! Si al arduo empeño
de hollar del Pindo la sublime altura
no te alentare porvenir risueño,
esa pompa, ese mármol te asegura
con muda voz que, si la vida es sueño,
siglos de siglos el renombre dura.
1841
Juan Nicasio Gallego