LIMPIEZA GENERAL
Había que bajar todos los toldos de la casa,
había que tapiar todas las ventanas del barrio,
antes de abrir en toda su magnitud,
la puerta grande del jueves.
Y entonces borraban el cadáver contrito de mi abuelo,
el salfumán, la naftalina, los pasos de Abraham anunciaban a mi madre
chancleteando por los cuartos,
mi madre puliendo los siete brazos de un candelabro
ordenando los cubiertos de la leche y de la carne,
aplastando las frituras del éxodo y de la abundancia,
mientras afuera la calle era una fiebre de mulatas encendidas,
la calle se desbocaba en la triple iridiscencia de un bongó cubano,
y las tres lindas cubanas movían trémulas las nalgas de una canción,
mientras mi madre ordenaba decisivamente los espejos.
José Kozer