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LO QUE ES UN NIDO

                        I

Buscando aquella tarde algún abrigo
A la incesante lluvia que caía,
Me refugié bajo el portal amigo
                  De una iglesia vacía.

Cedió crujiendo la pesada puerta;
Pasé el umbral... Temblosos claroscuros
Vagaban por la bóveda desierta.
                  Por los escuetos muros.

Las enhiestas ventanas de la altura
Alumbraban con lumbre mortecina
Los retablos de clásica escultura,
                  Los sitiales de encina.

Huérfano del calor del incensario,
Como perdido bajo el dombo inmenso,
Se alzaba entre las sombras del santuario
                  Leve girón de incienso.

Ecos de moribundas armonías
Aún vagaban por el viejo coro,
Y vibraban las hondas arquerías
                  Con mutismo sonoro.

Contemplé las imágenes sagradas
Envueltas en la sombra de sus mantos,
Y hundiendo en lo invisible las miradas
                  Como en éxtasis santos.

Recordé con amor, y al par con miedo.
De la niñez las pláticas sencillas,
Murmuré una oración quedo, muy quedo,
                  Y caí de rodillas.

Y ansié la luz... y me elevé a lo eterno,
Siguiendo de los ángeles los rastros;
Y oí cuál pulsan con preludio tierno
                  Sus arpas en los astros...

Y ansiando apocalípticos asombros
Subí de lo infinito las escalas;
y asombrado sentí que en mis dos hombros
                  Se agitaban dos alas.

Y volé como fuera de mí mismo...
Y crucé los espacios estelares...
Y comulgué la luz en el abismo
                  De incógnitos altares.

En los trágicos senos de la altura
Volví los ojos a buscar mis huellas
Y cual manchas miré de luz oscura,
                  A mis pies, las estrellas.

Llegué al umbral de ignotos firmamentos,
Donde, en medio de azules claridades,
Guardaban dos esfinges soñolientos
                  Las eternas verdades.

Divisé con pavor incubaciones
De soles, en las bóvedas secretas;
Y escuché luminosas vibraciones,
                  Y ritmos de planetas.

Y volé más, buscando los profundos
Secretos de las simas creadoras;
Y miré larvas de increados mundos,
                  Y capullos de auroras.

Y volé más en lo impalpable...
—¿Dónde, Dónde ¡oh Padre! —exclamé con grito acerbo--,
Dónde la esencia de tu amor se esconde?
                  ¿Dónde ocultas el verbo?

Y me fui sumergiendo en el vacío,
El verbo de la vida descifrando...

                        II

Mas desperté al oír en torno mío
                  Rumor trémulo y blando.

Busqué con la mirada: —En un retablo
Que se ocultaba entre rincón desierto,
Vi alzarse la figura de San Pablo
                  Con un gran libro abierto.

Me acerqué á descifrar esa sombría
Hoja que el Santo con miradas graves
Contemplaba... La página tenía
                  Escondidas dos aves.

Dos aves que, escapando a los rigores
De Enero, que a los pájaros arredra,
Buscaron un asilo a sus amores
                  En el libro de piedra.

Y en el libro de páginas divinas
Escritas por un Dios, ...medio escondido
Con el amor de un par de golondrinas
                  Vi palpitar un nido.

autógrafo

José María Rivas Groot


José María Rivas Groot

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