LA ALONDRA
Cuentan, y es positivo,
Que allá en tiempos mejores
Y en su idioma nativo,
Conversaban las aves con las flores.
De la misma manera,
Con acentos suaves
Y con voz hechicera,
Hablarían las flores con las aves.
Ello es que una mañana,
Mañana deliciosa,
Vestida de oro, de jazmín y grana,
Al pie de cierta fuente cariñosa,
Dando al sol sus colores
Y a los vientos su esencia,
Y las flores temblaron,
Y frescas y lozanas
Jamás este secreto revelaron,
No igualándose en esto a sus hermanas.
Mas desde entonces al nacer el día,
Y de la tarde al esparcirse el velo,
Las flores, con dulcísima alegría,
Las frentes alzan contemplando el cielo.
Setiembre, 1849
José Selgas y Carrasco