SIESTA DEL PACÍFICO

Oh, reposo del mar. Duerme en la tarde,
quemándose la frente, el agua lisa,
que sobre el hondo pecho apenas arde,
como una blusa alzada por la brisa.

Oh, cuánta polka de cristal vertida,
cuánta pupila fresca y estrujada,
cuánta encrespada furia convertida
en una muselina moderada.

Oh, reposo venido desde un fondo
—donde hay aletas juntas y cansadas—.
Donde hay peces que duermen reunidos
en ruedas detenidas y plateadas!

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

Mar Pacífico, Mar, sobre tu siesta
se le abre al pecho un corazón de plumas
Y en tu sueño se alejan y se alejan
los países que viven de tu espuma.