ENTRA DE NUEVO UN TREN
Entra de nuevo un año
como un tren en agujas
que va al futuro y trae no el perfume
de los campos cruzados en la noche
sino el aroma mucho más hermoso
por ser esperanzado
de los que atravesando irá mañana.
Olor de nieve lenta, olor de enero
por la tierra de manos extendidas
que lo verá pasar desde sus piedras
mudas y grises de trabajo y muerta
vida, de historia en que sufrieron gentes
que no recuerda nadie.
—Alguien está esperando en esta tierra
ahora mismo, debajo de la nieve.
Olor de lluvia terca, araña líquida
que envuelve campos de olivares negros,
de encinas turbulentas, removidas
losas de cementerios, viejas torres
aún en pie, desahuciados edificios
donde el rencor habita.
—Alguien está esperando en estos campos
ahora mismo, debajo de la lluvia.
Olor azul de primavera, huertos
al sol, espuma de azahar, naranjos
o pequeños satélites flotantes
por un cielo de ramos. Violadas
proclamaciones de alegría. Frutos
igual que el corazón hacia el vivir.
—Alguien está esperando en estos huertos
ahora, debajo de la primavera.
Entra de nuevo un tren, un año
en agujas. Irá de pronto al Sur
entre cepas y rosas, sal y pitas,
entre broza tirada por las playas
y caballos que monta el sueño y toros
que cornean el mar de la tristeza.
—Alguien está esperando aquí en el Sur.
Cruzará de improviso hacia el Oeste
con chaparros y dioses y conquistas
de sed, entre rebaños amarillos,
jarales de ceniza desgarrada
como cabello de mujeres pobres
que a Dios han visto un día.
—Alguien está esperando en el Oeste.
Irá súbitamente al Norte, junto
a los acantilados donde rompe
su verde frente el mar y alzan las redes
su pesantez y su amargor de agua
y las gaviotas negras del carbón
vuelan en densos cielos subterráneos.
—Alguien está esperando aquí en el Norte.
Recorrerá las vías que se asoman
al viejo mar de números y acantos
desde la chimenea a la palmera
por el Este templado donde tocan
paganos instrumentos mitológicos
la música mejor de la esperanza.
—Alguien está esperando aquí en el Este.
Entra de nuevo un tren ahora en agujas.
¿Lo veremos pasar sin que descienda
de él la viajera que esperamos tanto?
Leopoldo de Luis