A LUIS, EL CARPINTERO DE AL LADO DE MI CASA
A veces me entretengo haciendo trazos
Abrazados, pequeños, aturdidos
Aunque siegue la voz con que tu nombre
Azul. Vemos pasar. ¿Ángeles? ¿Plumas?
Cada uno en el rumor de sus talleres
Cae mi gozo en el pozo del espejo
CARTA AL POETA COLOMBIANO GERMÁN PARDO GARCÍA
Comenzó a despojarse de su traje
¿Cómo decirte cómo? Será como las flores
Como el herrero contra el yunque, día
Como falsos ahorcados en el aire
Como tras de las losas fugitivas
Como trenes lejanos nos cruzan los recuerdos
Con los míos estoy. He aquí mis cartas
Con los ojos vendados nos miramos
Con sus alas de plomo va la tarde
Cruelmente te callas, padre mío
Da miedo ver la luna silenciosa
De aquí no se va nadie. Ni tú ni yo tampoco
De la quijada al proyectil atómico
De la tierra me sube este cansancio
De pronto de tu cuerpo te das cuenta
Digo patria, y a veces me parece
Don Gaspar de Quiroga, cardenal arzobispo
DON RAMÓN DEL VALLE INCLÁN CAMBIA DE CABALGADURA
Dueles como una cárcel, traje usado
El fin de siglo vio pasar la máscara
El mar en Santa Bárbara es un claro
El mar está pintado sobre un lienzo
EL MÉDICO DE CESTONA ESCRIBE SOBRE LA VIDA
El médico del balneario de Cestona
En este trozo de papel escribo
Es como el agua en gracias generosas
Es como levantarte con los ojos
Es una tarde más. Ante mis ojos
Explanada de pitas como espuma
Frente a frente y el puzzle en medio. Sé
Germán Pardo García, voz al rojo
Había atravesado caminos como mundos
Habían huido. Ceniza y espanto
Han pasado los años y las cosas
Hay que poner valor para entenderte
Hay una patria de esperanza y sombra
La casa está vacía, pero un hombre
La guerra, el hambre, el odio... Día a día
La libertad está aquí, en este hueco sonoro
La sal perdida. No se saborean
La soledad cerró los ojos, puso
LA SUBSTANCIA POÉTICA DE GANIVET
La tarde es una rosa vagamente
Las hojas del otoño flotan sobre tu brisa
Lástima que no valgan los valores eternos
Llamita rosa en medio de la noche
Lo irremediable no es que mío sea
Los días como gotas reiteradas
Los hombres sufren, callan y se odian
Los muertos mueven lentas toneladas
Me asusta el gran vacío en que me muevo
Me han apostado en esta esquina oscura
Me han llorado los ojos, pero he visto
Mirad los valles claros, los tranquilos
Miré mi rostro en el espejo: ¿ése
No, capitán, las olas no nos vencen
No digas que son poco las palabras
No hay paisaje sin ti. Qué roca oscura
No olvides que tú y yo estamos unidos
No pasa nada. Sólo nosotros sí pasamos
No se baja el telón. Alguien silencia
No sé si voy o vengo de la nada
Nos hemos encontrado con la pena
Nos sentimos sonar día tras día
Nos soñamos la vida; nos hacemos
Oscuros hombres, vamos a la luz
¿Para qué nos sentamos? Nadie puede
"Parte de la substancia de nosotros
¿Quién es el responsable de este fallo?
¿Quién levanta del pecho del hombre
Quizá la muerte sea este árbol mocho
Sé que temes. Un niño hay en tus ojos
Si decimos madera, se oye el viento
Si quisieras volver, padre, verías
Siempre seremos dos, ¡qué pobre historia!
Sobre la mesa han puesto un barro humilde
Sombra apenas de vida. Imperceptible aliento
Somos nosotros los que conducimos
Somos una costumbre, un gesto, un modo
Son ciudades antiguas estas gentes
Te lo he contado todo ya. En el tiempo
Toca mi mano. Apenas es un guante
Tocaremos la estrella, esa que un día
Todo está en esta rosa gris. La vida
Todos somos lo mismo que cansados
Trabajo con el hierro y la amargura
Tú estás, Luis, trabajando tu madera
Un año es como un torpe dromedario
Un hombre en lo remoto de los siglos
Vamos a repetir la misma escena
Venimos contemplándonos en un antiguo espejo
Yo lo que busco es sólo una salida
Yo no estoy dentro de mi cuerpo. Me hace
Yo soy aquél que ayer no más leía