LXX
EL MAL DE PENSAR
L'homme qui pense est un animal depravé.
J. J. Rousseau
No se puede pensar, que es correr riesgo
de pecar sin saberlo; el Enemigo
malo nos ronda y suele entrar de sesgo
en el alma que no lleva el abrigo
de una fe de cordón y escapulario
con su saber ya infuso en el bautismo,
la fe del carbonero o carbonario,
que de uno o de otro modo son lo mismo.
Lo que trajo la muerte fue la gula
de la ciencia, que es muy mala costumbre;
para el ayuno de pensar no hay bula
que valga; hay que matar la incertidumbre;
Dios nos dio el pensamiento como prueba,
¡Dichoso quien no sabe que le lleva!
Salamanca, 12-X-1910.
Miguel de Unamuno