XIV
DEL SINAÍ AL CALVARIO
El temor del Señor, de las tinieblas
arranque es del saber; mas la confianza
en Ti, Jesús, luz de la vida, es colmo
de ese saber. En la ceñuda cumbre Éxodo XIX, 16-18.
del rocoso Siná, tu Padre envuelto
tras negra nube, erizo de relámpagos
—cual horno el monte humeaba estremeciéndose—
«¡Soy el que soy!», tronaba al pueblo al darle
las tablas de la ley que hace el pecado. Romanos III, 20.
Mas Tú en la cumbre del Calvario humilde,
mansa colina de dolor y sangre,
barriga de tu patria, que preñada
de insondable pesar, la cruz pariera;
desnudo, al sol, sin nubes y en silencio
dándonos gracia que redime, y dices:
«¡Yo soy la vid, vosotros los sarmientos!» Juan XV, 5.
La muerte apacentando y el cariño
con la sagrada humanidá abrevando
como río de leche la paz dulce
van entrando en los abismos de nuestra alma.
Ya no tememos al Señor, tu Padre,
el Calvario de amor cual sol percude
del Sinaí las nubes y nos muestra
la sonrisa del cielo, que es el nido
donde nuestra esperanza irá a parar.
Miguel de Unamuno