HOMBRE
Agotado
en el cruce del camino.
Sin vigor que anteponer,
sin deseos de regresar
exhausto
divisaba tres cruces
a las que quiso estar uncido.
Dimas, Gestas y Melek-Yahud
Con Él se fueron al polvo,
a colorear al pálido barro,
como estela incombustible
en las cenizas tibias
del Eclesiastés.
El apóstol Pedro silenciaba
los escritos de
Magdalena.
Palabras quemadas
en sus labios petrificados
que desconocen temblor alguno.
“Sólo a mí
me besaba en la boca
a mí me llamaba amada por Dios”.
Anfisa Osinnik