AMOC II
En mi sueño entró un malayo,
con rostro de hojarasca.
en mi corazón clavando un dardo,
dijo :
“éste es amoc”
impenetrable es la medianoche.
soy esta medianoche.
Las estrellas
son mis llagas,
la luna la garganta...
dame malayo
la pócima,
para curar las llagas,
acallando el extraño
y penoso
plañido lunar.
Para amoc,
dijo el malayo,
no servirán las pócimas.
¿Cómo curar las heridas,
si son, las estrellas?
¿Cómo callar la voz,
si la luna, es tu garganta?
Lo sé viejo
no hables...
el solo de la luna en mi garganta,
en el oscuro badián,
el ave
me compone un canto,
recitativo:
amoc,
amoc,
amoc.
Anfisa Osinnik