Allá por los extremos boreales
Arrellenado en el arcén incierto
Centelleante cauterio de rigor implacable
Ciego en mi deambular, no advierto al lado
El jinete del sol se impulsó con presteza
En el viento que orea a la tarde
Por donde el astro se despereza
¿Qué tienen tus ojos, que en quietud sumergen
Semejan lumbreras que encienden tu mente
Un hombre soy que con morosa flema