Con el devenir del tiempo y el cavilar humano
Empujadas por el viento se concentraban las candentes nubes
En los remotos tiempos del Dios de las Cosechas
Longa de Quito, pasta, cara, panzalea; con rasgos incas
Me inquietaba el misterio de la primera palabra
Moldeó el río sus meandros, lecho abierto, guijarros
No podía durar eternamente la concordia
Primero el aire, el viento, el espíritu
Telúrico vientre domicilio de embriones, útero terreno