ARMAS DE AMOR
Es el salón, La tarde clara
luce tras las ventanas,
De los castaños, las hojas,
vense acarameladas.
Hay el silencio que sigue
a las romanzas del piano.
Yo no la miro, adivino,
vuelta hacia mí, se ha dejado
sobre el teclado una mano.
No pienso en nada y quedo
fijo el mirar y en silencio:
como ella me mira, quiero
piense será muy triste
un hondo pensar que miento...
Pedro Prado