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EL PASEO

Hermosa está la mañana;
Y como Sara y Mariana
Y Valentín y Ramón
Han dado bien la lección,
Se decreta un gran paseo
Con tal de que con aseo
Toda la gente se vista.
He allí la canasta, lista
Con fiambre de tomo y lomo.

—¡Vámonos, o me lo como!
Ataos bien los sombreros,
Muchachas y caballeros,
Porque vamos a apostar
Al que más rápido corra,
Y aquel que pierda la gorra
Tiene después que ayunar.
Nombro capitán a Irene
Y el ama irá con el nene.

Iban ya por el portón
Cuando el amable Ramón
Sabiendo que la criada
Estaba medio baldada.
Detúvose con placer
Para ayudarla a meter
La leña de la cocina.
Y el padre al verlo exclamó:
—«Al que ayuda, lo ayudó
La Providencia Divina».

En cuanto al bobo de Máximo,
Como la lección dio pésima,
Quedó encerrado estudiándola
Con una cara famélica.

«¡Ay!» rezongaba, «¡qué lástima!
Qué día tan lindo, qué pérd¡da!»
Y a sus pies gruñía —«¡Embrómate!»
Su condiscípula América.

Ya llegaron. Hizo alto la gente
En un campo a la orilla del río.
Desataron las chicas el lío
Y empezaron metiéndole diente.
Valentín desafió guapamente
A correr, y ganó el desafío.
Sara, Irene, Mariana y Dolores
Entretanto jugaban con flores,
Y tejieron coronas tan bellas
Que adornaron las gorras con ellas.
Luego entraron a un bote pintado
Y pasaron de un lado a otro lado.

Cuando el fiambre se acabó
Se hizo el dormido Papá
Y a Sarita le ocurrió
Ver qué tan dormido está.

Trajeron montones de heno
Para echárselos encima;
El da un brinco de lo bueno
Así que ella se le arrima,

Y le dice: «¡Ah picarona!
El enemigo está preso,
Y en pena de su intentona
Tiene que dejarme un beso».

Al punto que regresan del paseo
Va Mariana a buscar a Maximito
Llevándole la fruta más hermosa
Que le tocó del suculento avío.
Abre la puerta de la odiosa cárcel,
América se escapa dando un brinco
Y cansado de libros y muñecas
Estaba el niño Máximo dormido.

Lros demás fueron al cuarto
De su dulce tía Victoria
Y le contaron la historia
De la excursión, y el reparto
De la gran manducatoria.
Nada quedó por decir,
Y después de repetir
Todo, todo la otra hermana,
Se marcharon a dormir;
Con lo cual, hasta mañana.

autógrafo

Rafael Pombo


«Poesías Completas»
Cuentos morales para niños formales


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