LA AMADA DEL VIRREY
A Luis de Oteiza
Dijo el galán así: —Creed, señora,
que es el mismo Virrey este que os ama;
y desque olvido el timbre de mi fama,
adivinad qué incendio me devora.
Vuestra gracia limeña me enamora
y vuestra alegre liviandad me inflama;
que si fui para vos vetusta rama,
vos seréis en la rama ave canora.—
Ella escuchole en actitud apuesta,
se sonrió cual si pusiese un sello
e hizo un mohín cual si firmase un trazo.
Tal el Virrey, como sensual respuesta,
sintió enroscada alrededor del cuello
la sierpe tentadora de un abrazo...
José Santos Chocano