CORONACIÓN DEL AMOR
Mirad a los amantes.
Quieta ia amada descansa muy leve,
como a su lado reposa el corazón del amante.
Es a! poniente hermoso. Han pasado los besos
como la cálida propagación de la luz.
Ondas hubo encendidas que agitadas cruzaron,
coloreadas como las mismas nubes que una dicha envolvieron.
Luz confusa, son de los árboles conmovidos por el furioso y dulce soplo del amor,
que agitó sus ramajes, mientras un instante, absorbido, su verdor se endulzaba.
Para quedar sereno y claro el día, puro el azul,
sosegada la bóveda que las felices frentes coronara.
Miradles ahora dueños de su sangre, vencido
el tumultuoso ardor que flamígera puso
su corporal unidad, hecha luz trastornada.
Los dorados amantes, rubios ya, permanecen
sobre un lecho de verde novedad que ha nacido
bajo el fuego. ¡Oh, cuán claros al día!
Helos bajo los aires que los besan
mientras la mañana crece sobre su tenue molicie,
sin pesar nunca, con vocación de rapto leve,
porque la luz quiere como pluma elevarles,
mientras ellos sonríen a su amor, sosegados,
coronados del fuego que no quema,
pasados por las alas altísimas que ellos sienten cual besos
para sus puros labios que el amor no destruye.
Vicente Aleixandre