A la orilla el abismo sin figura ensordece
¿A quién amo, a quién beso, a quién no conozco?
A veces, sentado, después de la larguísima jornada
A veces ser humano es difícil. Se nació casi al borde
Aquí los cantos, los grupos, las figuras
Agua del mar, ¿quién la siente?
¡Ah! Eres tú, eres tú, eterno nombre sin fecha
Ah, triste, ah inmensamente triste
Al encontrarse el pájaro con la flor
Allá en el fondo del pozo donde las florecillas
Allí, en la plaza que evocadora dicen, no, dijeron
Allí están todos, y tú los estás mirando pasar
Amigos, no preguntéis a la gozosa mañana
Amor mío, amor mío. Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo
Aquel grandullón retador lo decía
Aquel niño tenía extrañas manías
Aquí en la vida presente este niño es un niño
Aquí también entré, en esta casa
Aquí tú, aquí yo: aquí nosotros
Ascesis del color: gemido, duelo
Así acaricio una mejilla dispuesta
Así besándote despacio ahogo un pájaro
Así la vida es casi fácil. La vida no es tan difícil
Bajo el sollozo un jardín no mojado
Bajo la paz del cielo en una tarde azul veréis el monte
Basta, tristeza, basta, basta, basta
Beso alegre, descuidada paloma
Brilla la luna entre el viento de otoño
Calla, calla. No soy el mar, no soy el cielo
CÁNTICO AMANTE PARA DESPUÉS DE MI MUERTE
Carne de cristal triste intangible a las masas
CASTILLO DE MANZANARES EL REAL
Chupar tu vida sobre tus labios
CLAMOR O VOZ (JORGE GUILLÉN, II)
Como la corteza misma de un árbol
Cómo nació el amor? fue ya en otoño
Como un fantasma que de pronto se asoma
Como un niño que en la tarde brumosa va diciendo su lección y se duerme
Como una canción que se desprende
Confundes ese mar silencioso que adoro
Cuando contemplo tu cuerpo extendido
Cuando te miro, monte o diminuta rosa
Cuánta tristeza en una hoja del otoño
Cuerpo feliz que fluye entre mis manos
Delgadas lenguas, cabelleras rubias
Demasiado solo está el caballero. ¿Lo es? El licenciado pertenece al Consejo
Desde esta quieta estancia sin pasión yo contemplo
Desde lejos escucho tu voz que resuena en este campo
Después de todo lo mismo da el calor que el frío
Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,
Dime pronto el secreto de tu existencia
DONDE NI UNA GOTA DE TRSITEZA ES PECADO
DORMIDO EN LA INMENSA CUNA (MANUEL ALTOLAGUIRRE)
DOS CAMINANTES (AMPARO Y GABRIEL CELAYA)
Dura es la mano del que alzó esta piedra
El chicuelo ha salido. Durmió, durmió en la era
EL ESCUCHADOR (GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER)
El malagueño Pablo, envuelto en rojos
El mar bituminoso aplasta sombras
El mar castiga el clamor de las botas en seco
El mar, la tierra, el cielo, el fuego, el viento
EL MAR NO ES UNA HOJA DE PAPEL
El mundo encierra la verdad de la vida
El niño comprende al hombre que va a ser
EL NIÑO MURIÓ (NANA EN LA SELVA)
Él perfilaba despacio sus versos
El pez espada, cuyo cansancio se atribuye ante todo a la imposibilidad de horadar a la sombra
EL POETA SE ACUERDA DE SU VIDA
El que mire al pasar en el salón cuidado
El quieto allá, entre máquinas
El sol cansado de vibrar en los cielos
EMILIO PRADOS (RETRATO EN REDONDO)
EN EL FONDO DEL POZO (El Enterrado)
En esa ciudad muerta hay polvo vivo
En medio de los adioses de los pañuelos blancos
En medio de los mares y en las altas esferas
En óvalo tu rostro, de asechanzas
Entrar sin música en el mar; vengo del mundo
ENTRE DOS OSCURIDADES, UN RELÁMPAGO
Entre las piernas suaves pasa un río
¿Era acaso a mis ojos el clamor de la selva
Es el esfuerzo humano, ciertamente
Es el más pequeño de todos, el último
Es estar engañado estar más muerto
Es joven todavía. Allí en el Álamo
Es la infancia, se sabe, una visión moderna
Es posible que sea... Es la misma. Miradla
¡Es tan dulce saber que nunca se enfada!
Esa sombra o tristeza masticada que pasa doliendo no oculta las palabras
Esas risas, esos otros cuchillos, esa delicadísima penumbra
Ese que veis ahí fue un hombre triste
Esquivias: bello nombre. La plaza es grande
Esta conciencia del aire extenso ocupa su sitio justo
Estaban todos ahí, diseminados, agrupados, en un rincón de la vieja plaza del pueblo
Estos tres, una mujer, dos hombres
Estoy solo. Las ondas; playa, escúchame
Extraña sensación cuando vemos a nuestra amada
Fin de una vida, fin de un amor. La noche aguarda
FORMENTOR (CARTA A CAMILO JOSÉ CELA)
¡Formentor! La palabra se diría
Fresco sonido extinto o sombra, el día me encuentra
Fronda. Noche cerrada. Ausente el cuerpo
Habitaba conmigo allí en la colina espaciosa
Hay un temblor de aguas en la frente
He acudido. Dos clavos están solos
He aquí que por fin llega al verbo también el pequeño escarabajo
Heme aquí frente a ti, mar, todavía
Hemos andado despacio, sin acabar nunca
Hemos mentido. Hemos una y otra vez mentido siempre
Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo
Hilo o más bien rayo de sombra
Hoy ese rostro tiene, en ese otro cuerpo, de hoy, donde le ves, los ojos
Hoy te quiero declarar mi amor
Iban entrando uno a uno y las paredes desangradas
IMAGEN MANUAL, INCOMPLETA (GERARDO DIEGO)
Isla gozosa que lentamente posada
La celeste marca del amor en un campo desierto
La decadencia añade verdad, pero no halaga
La inocencia reclama su candor
La luz, la hermosa luz del Sol
LA MUERTE O ANTESALA DE CONSULTA
La música pone unos tristes guantes
La primavera insiste en despedidas, arrastrando sus cadenas de cuerdas
La severidad del mundo, estameña
La soledad conjunta a pocos deja fuera, y cae en los rostros
La soledad, en que hemos abierto los ojos
La tristeza u hoyo en la tierra
Las palabras del abandono. Las de la amargura
Las rosas blancas, las de metal pasado, las que oscurecen los ojos
Lejos estás, padre mío, allá en tu reino de las sombras
Ligera, graciosamente leve, aún me sonríes. ¿Besas?
¿Lo comprendes? Lo has comprendido
¿Lo sabes? Todo es difícil. Difícil es el amor
Los amantes no tienen vocación de morir
Los montes, limpios del azul dormido
Lumen, lumen. Me llega cuando nacen
MANO DEL POETA VIEJO (LOPE DE VEGA)
Mañana vieja. Filosofía. Nueva
Más allá de la vida, mi amor, más allá siempre
MENDIGA EN ATRIO ROMÁNICO (COMPOSTELA)
Mira mis ojos. Vencen el sonido
Mira tu mano, que despacio se mueve
MIRADA FINAL (MUERTE Y RECONOCIMIENTO)
Miráis. Ahí el dintel, con su dicción antigua
Miré tus ojos sombríos bajo el cielo apagado
Miró, miró por último y quiso hablar
Navío sosegado que boga por un río
...Ni a mí que me llamo Súbito, Repentino, o acaso Retrasado
Niño en ciudad, niño dormido en la primera cuna flotante
No busquéis esa historia que compendia la sinrazón
No digas tu nombre emitiendo tu música
No eres tú la misma que siempre me ha rodeado
No es tu final como una copa vana
No he de volver, amados cerros, elevadas montañas
No mientas cabelleras diáfanas, ardientes goces
No, no clames por esa dicha presurosa
No pretendas encontrar una solución
No sé. Por esos aires ligeros, por esas ligeras manos
No son tus ojos esas dos rosas que, tranquilas
No te acerques. Tu frente, tu ardiente frente, tu encendida frente
No te olvides, temprana, de los besos un día
O en la iracunda búsqueda, pensado
Oh diosa, ligera eras tú, como un cuerpo desnudo
«Oh, quisiera decirte...» Es un susurro
¡Oh, sí, mirad a la pareja inmóvil
Pájaros, las caricias de vuestras alas puras
Para final esta actitud alerta
¿Para quién escribo?, me preguntaba el cronista
Para ti, que conoces cómo la piedra canta
Perdidamente enamorada la mujer del sombrero enorme
Perdóname que cuando se detiene la tristeza
Pero es más triste todavía, mucho más triste
Pero esta cara, sí, es de hoy y próxima, y viene y sigue y pasa
Pero este mismo rostro (¿es el mismo?) es de hoy
Pero no, abra su puerta y entre
Pero no importa que todo esté tranquilo
Pero no son tus ojos, tranquilos
Pero otro día toco tu mano. Mano tibia
...Pero ¿por qué camino había llegado?
Pero tú ven aquí, óyeme y calla
Pero yo sé que pueden confundirse
Por la ciudad callada el niño pasa
¿Por qué, por qué llorar? Acabó el amor
¿Por qué protestas, hijo de la luz
¿Por qué te miro, con tus ojos oscuros
Por todas partes se ven figuras varias, nunca contradictorias
Primero fue desde el tronco la aventura
¡Qué clara luz en la mañana dura!
¡Qué difícil decirlo! Todos estáis cansados
¿Qué firme arquitectura se levanta
Qué gusto estar aquí, en este suelo donde la materia
Qué hermoso este primer día del invierno
¿Qué linfa esbelta, de los altos hielos
¿Qué sonríe en la sombra sin muros que ensordece
Qué voz entre los pájaros de esta noche de ensueño
¿Quién dijo acaso que la mar suspira
¿Quién eres, dime? ¿Amarga sombra
Remota sensación de tempestades
Sabemos adónde vamos y de dónde venimos
Se ha de ver en tus manos el viento
Se ha visto al docto profesor que no entiende
Se ha visto al viejo triste, cansado de existir
Se han entrado ahora mismo una a una las luces del verano
Sí, sí, es verdad, es la única verdad
Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos
Siento el silencio como esa piedra blanca que resbala
Sobre esa arena yace todavía. Es la playa de Benalmádena
Sobre la fuente había piedra limpia
Sobre tu pecho unas letras de sangre fresca dicen que el tiempo
Sois los mismos que cantasteis
Sólo la luna sospecha la verdad
Te amé, te amé, por tus ojos, tus labios, tu garganta, tu voz
Tendida tú aquí, en la penumbra del cuarto
Tenía la naricilla respingona, y era menuda
Tiene ojos grandes, empañados, hondos de dulzura y cariño
Tocó cristal. La flor, en flor, ardía
Toda descote, la platea brilla
Todo es así. Todo es vivir finando
Todo tú, fuerza desconocida que jamás te explicas
Todos ellos eran hermosos, tristes, silenciosos, viejísimos
Tu ardiente morenía, espada vengadora
Tú, en cambio, sí que podrías quererme
Un día para los hombres llegaste
Un hombre largo, enlevitado y solo
Un pájaro de papel en el pecho
Un pájaro de papel y una pluma encarnada
Una cargazón de menta sobre la espalda
Una dulce pasión de agua de muerte no me engaña
Una tarde de otoño caída del occidente
Una tristeza del tamaño de un pájaro
Vagamente cansado el día insiste
Vasos o besos, luces o escaleras
Vienes y vas ligero como el mar
Viento negro secreto que sopla entre los huesos
Viniera yo como el silencio cauto
Vinieras y te fueras dulcemente
Vosotros conocisteis la generosa luz de la inocencia
Vosotros los que consumís vuestras horas
Y su torso se yergue. Está desnudo
Y tú que en la noche oscura has abierto los ojos y te has levantado
Yo iba en bicicleta al colegio
Yo no sé si me has comprendido
Yo os tuve, amantes delicadas que como gráciles criaturas
Yo sé que estás aquí en mi mano
Yo sé que todo esto tiene un nombre: existirse