Clavan su presencia palpitante
Creciendo en densidades, de tal forma
¡Cuán hermosa tú, la desvelada!
¡Cuánto, Señor, te debo por todos los momentos
Declaro que se ha muerto y que su tumba
En la tierra de nadie, sobre el polvo
Es igual que reír dentro de una campana
Esos hombres del violín llevan su voz en el brazo
Esto que se termina soy yo. No puedo pasar de mí.
He vuelto por el camino sin yerba
Las miradas son árboles que se deshojan
¿Qué fue lo de vivir con tal empeño
¡Qué sorpresa tu cuerpo, qué inefable vehemencia!
Sobre la eterna piedra del mundo tan compacto
TODAS LAS MIRADAS SON ÁRBOLES QUE SE DESHOJAN
Yo misma reclamando a los arcángeles