LLAMAS DEL SUEÑO
¿Pero qué otra agonía más certera
que consumirse en las convulsas llamas?
¿Vestir, absurdo pez, rojas escamas
y darme todo a la sublime hoguera?
¡Soñar, soñar! ¡Mejor morir me fuera!
Precipitarme, ¡oh sueño que reclamas
mi demencia!, en las sombras donde bramas
con tu fuego que nunca me incinera.
Porque yo salgo de las brasas puro,
mas sin quemar mi corazón seguro.
Y así yo mismo y mi existir quedamos
ante el soñar, con el dolor eterno
de los que descendimos al infierno,
y con su furia en la conciencia vamos.
Germán Pardo García