LA VIRGEN DE LOS BOSQUES
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Cada vez que padecen mis cantares
y al decrecer destíñense mis ramas,
voy hacia ti, mujer de las retamas
y el trébol capilar en las caderas.
He vivido de ti sin que sintieras
que te absorbo los zumos; y tus lamas
adornan mis graníticas escamas,
mujer de las profundas torrenteras.
He vivido de ti toda una vida.
De cerca, a la distancia o sumergida
la sien en polvo que de mí se expande.
He vivido de ti, mujer pastura,
comiéndote los gajos, la ternura,
pues eres selva y cual la selva grande.
Germán Pardo García