LA VIRGEN DE LOS BOSQUES
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Almáciga mujer, tibio granero.
Así te dije cuando yo tenía
tanto poder para vivir, que había
creado un orbe personal y entero.
Ranúnculos de abril en el estero;
poblaciones de musgo y pescería,
y en mis pulmones la jardinería
de un aire limpiador y forastero.
Te amaba carnalmente, con sentidos
comedores de carne, y con oídos
hambrientos te escuchaba, virgen dura
madre de buitres y ángelas terrestres,
y las piernas de símbolos silvestres
montadas en el sol de la llanura.
Germán Pardo García