EL PREDESTINADO
¡Cuando escribo en la noche, al otro día
miro en mi rostro esclavitud y espanto
del nocturno combate, sin que el canto
volara más allá de la agonía!
¡El lápiz y la tabla en que escribía
sucios están y del papel levanto
las moradas espinas del quebranto
que el alma poderosa resistía!
¡Es mi amargura de predestinado:
delirar en las sombras encerrado
en hosca habitación siempre desierta!
¡Soñar, soñar entre la noche impía
y hallar en el papel al otro día,
mi sueño roto y la palabra muerta!
Germán Pardo García